ECOLOGIA
26 de marzo de 2019
América Latina y la sustentabilidad ecológica

América Latina cuenta con un tercio de las reservas de agua dulce, 12% de la superficie cultivable y 21% de la superficie de bosques naturales del mundo.
América Latina cuenta con un tercio de las reservas de agua dulce, 12% de la superficie cultivable y 21% de la superficie de bosques naturales del mundo. Alberga los arrecifes coralinos más largos del hemisferio occidental y el Bioma Amazónico es emblema global de la mitigación y adaptación al cambio climático. El bioma provee bienes y servicios ambientales clave, como la regulación regional y global del clima, la reserva de 2/3 de la biomasa forestal del mundo y una alta riqueza biológica, recursos genéticos y medios de vida. Además, posee una identidad cultural diversa, con más de 400 pueblos indígenas viviendo en la región.
En el orden global de riquezas naturales, América Latina se encuentra en la cima. Según el reporte de Global Footprint Network, la mayoría de los países de la región tienen “superávit ecológico”, o sea, tienen capacidad para generar materiales biológicos y absorber desechos de las actividades humanas (biocapacidad*) superior a la demanda de su población. Tal excedente es fundamental para el equilibro ecosistémico del mundo y convierte a nuestra región en el principal acreedor ecológico del planeta.
El rol de acreedor ecológico, junto con una matriz energética mayoritariamente limpia (con desafíos para países como Argentina, México o Venezuela), una amplia diversidad cultural y social, y una tendencia aún incipiente en avances en el desarrollo tecnológico y la innovación social, ponen a América Latina en una posición única de la geopolítica global. Por un lado, la región dispone de infraestructura natural y conocimientos tradicionales que fortalecen su resiliencia (**) frente a los impactos del cambio climático, como eventos climáticos extremos, menor disponibilidad de agua y efectos negativos sobre la agricultura. Por otro lado, sus activos sientan las bases para que América Latina lidere la transición a una nueva economía baja en emisiones y compatible con el clima.
Nueva economía baja en emisiones
La posición de acreedor ecológico de América Latina está relacionado a su moderada huella ecológica per cápita – 2,44 gha (gha: hectáreas globales, por sus siglas en inglés) en comparación a la media global de 2,59 gha. La huella ecológica se calcula en base a las dimensiones de tierra de cultivo, de tierra de pastoreo, de tierra forestal, de las áreas de pesca, de las áreas de construcción y de la emisión de CO2. En relación al componente de emisiones, América Latina está significativamente debajo de la media global – la huella de carbono per cápita de la región es de 0,6 gha, mientras que la huella global es de 1,37 gha. Las emisiones por energía corresponden al 34% del total de emisiones latinoamericanas y al 27% de América del Sur. El sector emite significativamente menos que la media mundial por su matriz energética relativamente limpia. En el mundo la media per cápita de emisiones por energía es de 4,55 tCO2 (tCO2: toneladas cúbicas de dióxido de carbono) y en América Latina 2,8 tCO2 (datos 2009, CAIT). El sector de agricultura corresponde a 23% de las emisiones de América Latina y los cambios en el uso del suelo al 33%. El porcentaje de emisiones por cambio de uso del suelo aumenta a 40% cuando el análisis se focaliza en América del Sur. Este valor está relacionado principalmente a la deforestación y aunque es muy superior que a la del resto del mundo (la contribución del sector a las emisiones globales es de 6%), se está reduciendo.
América Latina tiene las condiciones para transitar hacia una economía con bajas emisiones de forma relativamente costo-efectiva. Si bien el rol de la hidroelectricidad y el liderazgo de Brasil con los biocombustibles, presentan a América Latina con una matriz energética relativamente “limpia”; aún tiene mucho margen para mejorar sus estándares en eficiencia energética y aprovechar su potencial en energías renovables, lo cual aparte de reducir sus emisiones fortalece su seguridad energética. En el sector de la agricultura, la FAO indica que sería posible reducir las emisiones de ganadería hasta en un 30% a través de la expansión del uso de las mejores prácticas y tecnologías existentes. La mayoría de las acciones de mitigación para América Latina le ofrecen importantes co-beneficios para el desarrollo sostenible, como la reducción de la deforestación, la inversión en agricultura baja en carbono y el fortalecimiento de una matriz energética limpia y eficiente. Estas medidas promueven calidad de vida, seguridad y resiliencia.
Pero a pesar de la oportunidad para una transición con co-beneficios, las tendencias de desarrollo en América Latina apuntan en otra dirección. Las extensas reservas de gas y petróleo de la región, los pocos avances en eficiencia energética en los últimos años y el aumento de la demanda de materias primas sin procesar están empujando a Latinoamérica a consolidar y perpetuar un modelo económico netamente extractivista, de poco valor agregado y que será insostenible a largo plazo. Proyecciones del BID indican que, aunque la tendencia de las emisiones por deforestación es a disminuir, las emisiones por energía van a aumentar en 50% hasta 2050. En agricultura no habrá cambios sustanciales.
Seguinos