HISTORIAS Y LEYENDAS
26 de marzo de 2019
Villa Río Hondo: la historia de un pueblo sumergido en las aguas

Una localidad se hundía en lo más profundo del lago de Las Termas, y su gente era trasladada a la tierra prometida.
Una localidad se hundía en lo más profundo del lago de Las Termas, y su gente era trasladada a la tierra prometida. Villa Río Hondo en 1970 Hasta el año 1966, en la zona en la que hoy se encuentra el embalse de Las Termas, vivía un pueblo: la antigua Villa Río Hondo. En el lugar, que permanece sepultado bajo las aguas, habitaban más de 150 familias, y funcionaban una escuela, una iglesia, una biblioteca, un destacamento policial, una oficina de correo postal, una sala de primeros auxilios, un cementerio, y la plaza, que era el principal centro de actividad y reunión social. En la actualidad, cuando disminuye el volumen del embalse, en algunos sectores de la ribera del lago se pueden observar partes de las ruinas de esta población, que vivía con normalidad hasta mediados de la década de 50, momento en el que llegaron los primeros integrantes de “La Corporación”. Éxodo Riohondeño Omar Ruiz, ciudadano de 74 años “nacido y criado” en la antigua Vila Río Hondo, recuerda: “Yo vivía en la casa de la familia Jerez y, en una parte de esta vivienda, funcionaba un comedor al que iban a almorzar ciudadanos de la localidad, pero también visitantes. Y en algún momento del año 1952, llegaron al lugar ingenieros y técnicos, que decían que iban a construir un dique en la zona”. Lentamente, el rumor de la construcción de esta obra, comenzó a circular por todo el pueblo, por lo que “La Corporación Río Dulce”, convocó a una reunión social en la que se presentó como la empresa que construiría el Dique Frontal a una remota distancia del asentamiento de este pueblo. Finalmente, representantes de los gobiernos nacional y provincial, les notificaron a las familias de la antigua Villa Río Hondo, que debían trasladarse a un nuevo predio ubicado a 12 kilómetros de este lugar. Omar Ruiz junto a su esposa El traslado fue lento y prolongado, ya que las familias se resistían a abandonar la tierra en la que habían nacido y crecido. Pero a medida que avanzaba la obra, y que el agua comenzaba a acumularse en la zona, las familias tomaron sus pertenencias y comenzaron a migrar en zorras, zulkis y “un ford a manija” que el gobierno puso a disposición para trasladar a la gente. Aunque la migración se llevó a cabo entre los años 64, 65 y 66, las familias acordaron conmemorar el 26 de marzo de este último año, como la fecha en la que se produjo “el éxodo riohondeño” ya que en esa jornada se trasladó la cruz de la Iglesia hacia la institución religiosa que se construiría en la nueva Villa. La tierra prometida Juan Soria, ciudadano de 80 años, oriundo de la vieja Río Hondo, fue el primer habitante del nuevo paraje, ya que antes de que se produjera el éxodo, con su esposa se había radicado en estas tierras para estar cerca de su familia. Juan Soria La tierra prometida era “puro monte”, un predio que el gobierno distribuyó entre 120 familias, otorgando terrenos de 50 metros por 200, con un “cobertizo”, viviendas con forma de horno de barro que todavía se observan en la localidad. “Los cobertizos que nos dieron para vivir no estaban terminados y hacía mucho calor” contó Ruiz, el segundo habitante de la nueva Villa. “Un día, se largó una lluvia con un viento muy fuerte que parecía tornado, y con mi mujer tuvimos que poner a nuestro bebé recién nacido debajo de la cama para que no le pasara nada”. Por este motivo, el gobierno le otorgó a las familias, créditos para construir viviendas, que pagarían a través de planes especiales de pago. De esta manera, a medida que los pobladores edificaban sus hogares, también construían su nueva ciudad. Finalmente, luego de distintas reuniones sociales, se organizaron, conformaron un comisionado, y comenzaron a construir caminos, espacios públicos, e instituciones. Hoy, la mayoría de las viviendas se ubican a la vera de la ruta provincial Nº 93 que atraviesa la localidad, y el paraje, ubicado a 15 kilómetros de Las Termas, es uno de los lugares más importantes del Departamento Río Hondo. Río Hondo se hundirá Una leyenda de Río Hondo, cuenta que a fines del siglo XVI San Francisco Solano pasó por estas tierras y, como estaba cansado, les pidió a familias de la zona, que le dieran algo para beber. Como estas personas se negaron, el santo del violín habría profetizado: “Salta saltará, San Miguel florecerá, y Río Hondo se hundirá”, profecía que posteriormente se convirtió en una copla popular del Norte Argentino. Otra leyenda, narra que San Francisco Solano volvía de la provincia de San Miguel de Tucumán con una tropa de carretas cargadas de madera para construir la iglesia que se levantaba en Santiago. La tropa se detuvo en el paso del Río Dulce, que estaba crecido, y arrastraba árboles y peñascos. Otras carretas estaban detenidas porque los carreteros aseguraban que en ese paso el río era muy hondo. Mientras las bestias y los peones tomaban un descanso, San Francisco, apartado, oraba. Posteriormente, dio la orden de uncir los bueyes y de continuar el viaje. Todos se miraron con asombro, pero obedecieron. San Francisco montó en su mulita y encabezó la marcha. Al entrar en el río, levantó su cordón, y las aguas turbias se abrieron, dejándolos pasar. Mostrando esto, el Santo dijo bromeando: “ahí tienen su Río Hondo”. Desde entonces es parte del Dulce se llamó de esta manera. La ciudad más vieja de Santiago del Estero De acuerdo a distintos historiadores, Villa Río Hondo, fue una de las ciudades más viejas fundadas por españoles en Santiago del Estero. En la actualidad, la localidad estaría ubicada en la costa del autódromo y del aeropuerto de Las Termas.
Por Eduardo Carrizo
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