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CULTURA

6 de junio de 2019

Elpidio Herrera: el maestro y alquimista santiagueño

Atamishqui se habla en quichua, se baila chacareras en patios de tierra y se mantiene el ritual de tirar cohetes en medio de la pista de baile. En ese lugar nació y vivió su existencia el músico Elpidio Herrera, creador de la sachaguitarra

Luthier, recopilador, compositor y continuador de la tarea difusora de Sixto Palavecino -tras su partida hace una década y con el que tocó varios años-, transmitió un repertorio en quichua que seguramente continuará su hijo Manolo que integra su conjunto.

"Siempre digo que yo continúo con el trabajo de él (por Elpidio, su padre). No sé si lo voy a lograr, pero lo voy a intentar. También vengo rescatando letras que él las tenía escritas en papelitos y que mi mami siempre las guardó". Eso había dicho Manolo Herrera cuando el grupo sacó en 2018 su disco Huañoj Tacko.

El aporte de Elpidio como creador de la sachaguitarra labró su nombre en el bronce de la cultura popular santiagueño. El instrumento hecho de calabaza y con cuerdas de acero, se transformó en su manera de enlazar el mundo tecnológico y el sonido del monte. "La primera vez que fabriqué una guitarra fue cuando me acordé de aquello que contaba mi padre cuando los mayores usaban la caspiguitarra (guitarra de palo). Encordaban una madera y con eso cantaban las chacareras de mi pago. Era la manera de expresar sus cosas porque no tenían posibilidades de comprarse un instrumento".

Criado en una familia de musiqueros y artesanos, Elpidio imitó las costumbres de sus mayores y empezó a crear sus propios instrumentos. "No fue una ocurrencia, sino una búsqueda interna .. Me inclino a pensar que esto surgió de mi amor por la tierra, la naturaleza y el paisaje. La gente del programa de radio Alero Quichua Santiagueño me contagió el entusiasmo de mostrar mi lugar. Ellos me animaron a presentarme con mi caspiguitarra y me recibieron de una manera hermosa. Después empecé a buscar otra forma. Un día, una señora que había escuchado la audición trajo una calabaza a mi casa y le dijo a mi madre: 'Esto es para Elpidio, para que la haga sonar'. Sin darse cuenta, esa señora me estaba dando una caja de resonancia".

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