COLUMNISTA
16 de marzo de 2021
Agroecología, todo el mundo habla del tema , pero ¿qué es?

Por Mariana Jaldo . La autora es investigadora de INTA – Ingeniera agrónoma del Centro de Investigación en Economía y Prospectiva del INTA Las opiniones en esta columna son de la autora y no necesariamente representan a la institución mencionada.
La agroecología como concepto general puede ser la respuesta a los desafíos contemporáneos de agricultura relacionada a alimentar a una población en crecimiento, preservar los recursos naturales, entre otras.
Además, con frecuencia se escucha que es una producción en un sistema sustentable para generar productos saludables.
Esto aún no está del todo claro. Pero lo que si sabemos y hace falta comunicar, es lo que NO es la Agroecología:
■ No es una agricultura orgánica.
■ No es sólo una serie de técnicas o “recetas ecológicas”.
■ No es sólo aplicable a productores marginales, de pequeña escala, o escasos de recursos. También es adaptable en grandes producciones cerealeares como se ve en la región pampeana.
■ No es el “no uso de insumos químicos” (pesticidas, fertilizantes). No prohíbe. No hay normas. Es el buen uso.
■ No es una “vuelta al pasado” o a tecnologías “prehistóricas”.
■ No significa “no intervenir” los agroecosistemas, dejar todo “natural”.
La cuestión es que la preocupación de consumidor por la salud, la búsqueda de precios justos y el auge de la entrega en domicilio durante la cuarentena hizo que cada vez más familias se volcaran al consumo de los bolsones de frutas y verduras de producción agroecológica.
Aunque no explica este comportamiento porque el dato es anterior a la pandemia, el último censo nacional agropecuario de 2018 publicado por el INDEC relevó que, de las 250.881 explotaciones rurales, 2.544 afirmaron practicar agricultura orgánica, 409 agricultura biodinámica y 2.324 agroecología. La mayor cantidad de estas, localizadas principalmente en Buenos Aires.
Se suma como aspecto positivo, que la cadena del comercio hortícola agroecológicos promete asignar al productor casi el 60% del precio final, mientras que en el circuito convencional recibe entre 5- 20 % .
Como aspecto negativo, aun no existe una normativa que contenga y garantice este tipo de producciones, a pesar de los muchos intentos de proyectos presentados para que ser ley.
Mientras tanto la agroecología va tomando forma de política de Estado. El año pasado el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires junto al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de las Naciones Unidas, con el fin de promocionar la práctica, abrió un programa para financiar el equipamiento a productores familiares hortícolas que producen o van camino a la forma agroecológica
Buena parte de esta estrategia tiene soporte político en territorios dominados por los movimientos sociales, especialmente la UTT (Unión Trabajadores de la Tierra) y el llamado Movimiento Arraigo.
Se suman a esto el arduo trabajo que lleva INTA y sus técnicos, para acompañar a los productores en la transición y RENAMAR (Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología) con su trabajo de concientización.
¿Efecto de moda o revolución científica, técnica y política? Yo apostaría a un nuevo mercado, donde el consumidor es el principal protagonista que demanda la correcta aplicación del uso de la tecnología.
Consumir productos agroecológicos, hasta el momento es una cuestión de FE, como les digo a mis amigos, por la falta de control que aún existe. Exijamos la reglamentación que corresponda y nos garantice el acceso a productos agroecológicos. Tenemos derecho a conocer lo que comemos.
Por Mariana Jaldo . La autora es investigadora de INTA – Ingeniera agrónoma del Centro de Investigación en Economía y Prospectiva del INTA
Las opiniones en esta columna son de la autora y no necesariamente representan a la institución mencionada.
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