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HISTORIA

24 de marzo de 2021

El golpe de todos los golpes

Por: Mario Derch . Presidente de la Confederación General de la Industria de la República Argentina (CGI RA) www.cgi.org.ar

“El golpe del 76 no fue pensado entonces como uno más, sino como el golpe de todos los golpes: el golpe definitivo. Esta vez no deberían quedar ni los escombros de la sociedad populista que subsistía pese a los azotes asestados. No se trataba ya de deponer el gobierno democrático para convocar a elecciones y rehabilitar el funcionamiento de las instituciones republicanas tiempo después”.

“Esta vez no habría cárceles repletas que algún día –inevitablemente- volverían a ser abiertas por el futuro gobierno democrático. Tampoco habría muertos molestos que exigieran justicia desde sus tumbas. Los militares deberían dejar, más allá de su gobierno, una herencia ejemplarizadora. Establecieron entonces un plan sistemático de desaparición de personas. Videla lo explicó un tiempo después: ‘No están…No existen. Son una entelequia’. Serían 30 mil.”

El supuesto objetivo del golpe de terminar con la subversión se desvanece al observar hacia quiénes apuntaron el horror.

Miles de ciudadanos cayeron y desaparecieron por la represión aunque la mayoría de las muertes no se produjeron precisamente en enfrentamientos. La CONADEP (Comisión Nacional de Desaparición de Personas) estableció en 1984 que el 30 por ciento de los desaparecidos eran obreros y el 18 por ciento empleados. Allí estaba el oponente principal.

Herida que aún sangra

Las desapariciones dejaron una herida que sigue sangrando en el siglo XXI. Pero además de sembrar la muerte en una generación, signaron el futuro con el deterioro económico y una pesada herencia. El país dejó de crecer. La industria nacional, por la abrupta apertura comercial, perdió incidencia sobre el producto bruto y se redujo el número de plantas fabriles. Era más conveniente cerrar la fábrica y convertirla en un depósito de chucherías importadas que producir a costos superiores. No podían competir siquiera las industrias las que habían logrado un cierto grado de modernización. La producción industrial se estancó y los empresarios que apoyaron el golpe se convirtieron así en los patos de la boda. Les habían dicho que se terminarían los conflictos gremiales y la guerrilla, pero no que desaparecerían también sus empresas.

‘A los trabajadores no les fue mejor. Según datos del INDEC, los salarios cayeron entre 1975 y 1983 en más del 30%. La desaparición de miles de Pymes redujo las posibilidades de hallar un trabajo y aumentó el desempleo.

Endeudamiento externo

“Pero si algo signaría la vida de las futuras generaciones sería la deuda externa que saltó de 8 mil millones de dólares en 1975 a 45 mil millones de dólares en 1983 como producto de la especulación financiera. Un flujo masivo de fondos provenientes del exterior fue atraído por jugosas tasas de interés, grupos locales y extranjeros controlaron el proceso económico, abandonando toda lógica productiva para fundarse en la lógica financiera”.

Está claro que el eje más siniestro de la política del régimen instaurado por el golpe del 24 de marzo de 1976 es el del terrorismo de Estado, con su contenido de miles de detenidos-desaparecidos, asesinados, centros clandestinos de detención, torturas, violaciones, apropiación de hijos, ruptura del orden constitucional, prohibición del funcionamiento de los partidos y las organizaciones sindicales y sociales. Sólo los responsables y su entorno niegan hoy la tremenda realidad de ese proceso que aún hoy, 45 años después de su inicio, permanece en el centro de la realidad argentina, por suerte capaz, como en ningún otro lugar del mundo, de homenajear la memoria y la justicia y desechar la impunidad.

Correlato

Pero tal como queda sentado en el texto citado de Dearriba, ese eje tiene otro que es su perfecto correlato, con el que mantiene una relación de funcionalidad y necesariedad mutuas, que es el del proyecto económico y social que entronizó la dictadura bajo la conducción específica de José Alfredo Martínez de Hoz. Luego vendrían otros personajes, con métodos más sofisticados como el lawfare por ejemplo, pero con los mismos objetivos.

Por: Mario Derch

(*) Presidente de la Confederación General de la Industria de la República Argentina (CGI RA) www.cgi.org.ar

 

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