A pesar del buen desempeño productivo, el sector arrocero atraviesa una crisis económica marcada por la fuerte caída en los precios y el aumento sostenido de los costos de producción. Según un informe reciente de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, los valores del arroz cáscara vienen en caída desde el pico alcanzado en enero de 2024. Hoy, el precio por tonelada en pesos se ubica incluso por debajo de los valores registrados a fines de 2023.
Esta tendencia a la baja en las cotizaciones internacionales, que comenzó a principios de año, impacta con mayor fuerza en el mercado argentino. A este panorama se suma un marcado aumento en los costos, impulsado por la inflación, especialmente en rubros clave como energía para el riego (gasoil y electricidad), herbicidas y fertilizantes.

En esta campaña, se estima que los productores invirtieron alrededor de dos millones de pesos por hectárea, lo que se traduce en un costo promedio de producción de aproximadamente $235.000 por tonelada, sin incluir los gastos de secado ni transporte.
Con un precio de comercialización que ronda los $240.000 por tonelada, los márgenes son mínimos o directamente negativos. Según el informe, en campos arrendados las pérdidas oscilan entre el 4 % y el 11 %, dependiendo del sistema de riego utilizado. Los productores con riego por represas tienen una pérdida estimada del 4 %, mientras que los que riegan con pozo y motor eléctrico pierden alrededor del 10 %, y aquellos que usan motores a combustión registran pérdidas del 11 %.

En el caso de campos propios, la situación mejora levemente. Quienes riegan con motor a combustión apenas alcanzan el equilibrio económico, mientras que con riego eléctrico la rentabilidad esperada asciende a apenas un 3 %.
Este escenario refleja un fuerte contraste entre los resultados productivos y la realidad económica del sector, que hoy lucha por sostenerse frente a un combo explosivo de precios deprimidos y costos en alza.
Comentar